domingo, 22 de marzo de 2009

Aquino acude al rescate del Murcia (1-0)

La Verdad
REAL MURCIA1 - DEPORTIVO ALAVÉS0
Alineaciones
Real Murcia
: Elia (1), De Coz (1), Mejía (1), Ochoa (1), Paco Peña (1); Movilla (1), Bruno (1); De Lucas (1) sustituido por Sikora (1) en el minuto 70, Montoro (1) sustituido por Aquino (1) en el minuto 59, Capdevila (1) sustituido por Kabous (1) en el minuto 75; y Despotovic (1).
.Deportivo Alavés: Bonis (1); César Caneda (1), Nacho Garro (1), Pablo Casar (1), Edu Albácar (1); Garitano (1) sustituido por Almirón (1) en el minuto 81, Emilio Sánchez (1) sustituido por Pablo de Lucas (s.c.) en el minuto 84, De Marcos (1) sustituido por Dani Castellano (1) en el minuto 56, Astudillo (1), Raúl Llorente (1); y Javi Guerra (1).
Los Goles
1-0 Minuto 87, Dani Aquino.
Árbitro
Ceballos Silva (colegio extremeño). Amarilla a Bruno, De Lucas, Edu Albácar, Astudillo y Nacho Garro.
Incidencias
Nueva Condomina. 14.112 espectadores.
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Marcó el gol del triunfo a falta de tres minutos para el final
El equipo grana jugó mal, ganó gracias a su fe y ya tiene muy cerca la permanencia
Cuando la pelota no tiene dueño y ningún equipo es capaz de jugar puede pasar todo o nada. Y si además ni las jugadas, ni los pases, ni los remates tienen dominador, el resultado se convierte en una tómbola. La fortuna puede caer en cualquier portería. Ayer le tocó al Real Murcia encontrársela de cara, y al Alavés quedarse con la desgracia.
Sucedió cuando faltaban tres minutos para el final y en una jugada a balón parado. Sólo con un acto de fe se podía sacar algo positivo después de un mal encuentro y de un juego infame. Ni Real Murcia ni Alavés supieron hacer algo más que perder la pelota continuamente, atascar el juego y anunciar los pases a su rival, anulando la velocidad y la capacidad de sorpresa.
Con una panorama tan negro todo parecía perdido para el equipo local. Todo menos un golpe de suerte. Y llegó después de buscarla durante ochenta y siete minutos. Dani Aquino remató la pelota, la metió en la portería de Bonis, el portero la sacó, y en ese camino el árbitro decidió darle al remate categoría de gol.
Así fue como el Real Murcia logró dar un paso casi definitivo hacia la permanencia. El fútbol nunca deja de sorprender; unas veces porque impone la equidad y otras porque puede ser el deporte más injusto del mundo. Es curioso. El mejor Real Murcia de muchas temporadas volvió del Rico Pérez sin honores, ni merecimientos, ni puntos. El peor equipo, el de ayer, se quedó con unos puntos que valen mucho más que lo que dicen las matemáticas.
Porque la victoria contra el Alavés no sólo equivale a su peso en la tabla, también puede llegar a valer una permanencia que está más cerca que nunca, y sobre todo vale la posibilidad de comenzar a soñar con una temporada mejor, una planificación deportiva más certera y el derecho de una afición modélica a tener y disfrutar con un equipo a la altura de la ciudad que representa. El gol rubricó todo eso. Lo que queda a partir de ahora debe de ser mucho más liviano que lo sufrido hasta este momento.
Eso es lo único bueno que dejó sobre Nueva Condomina el enfrentamiento entre un equipo que respiraba con intranquilidad no muy alejado del fondo de la tabla, y otro que ahora más que nunca tiene el agua al cuello, más hundido, más presionado y más lejos de alcanzar la cuarta plaza en la cola de Segunda.
Quizá porque la necesidad nunca fue el mejor atributo para el buen fútbol, o porque simplemente los dos equipos andan un poco escasos de calidad, el de ayer fue de esos partidos que la afición prefiere enterrar en lo más hondo de su recuerdo.
Porque la pelota nunca llegaba al área rival, porque no había anticipación ni desborde, y porque cada jugada quedaba en nada. El balón no podía pasar de medio campo ya que los dos equipos lo perdían con demasiada facilidad. Todo era aburrimiento y un poco de desgana por anticiparse al contrario. Será difícil encontrar un partido más espeso y con un juego más plomizo.
La defensa, que tantas veces ha fallado esta temporada, no tuvo que ponerse a prueba porque el Alavés pecaba de la misma incapacidad de su rival.
Nacho Garro remató un par de veces de cabeza y el delantero Guerra pudo cambiar el rumbo del partido en dos ocasiones. La primera, pasados diez minutos, se encontró con el palo, y la segunda, después de la reanudación, se estrello contra el mejor Elía. Así, de largo, pasaron las ocasiones para el Alavés. Una vez agotada toda su fortuna ya sólo el Real Murcia podía hacer algo diferente a repartir los puntos.
Y lo logró, pero no por buen juego o méritos justificados. Lo logró simplemente porque el fútbol hay veces que da un respiro en el desierto de las desgracias. El lanzamiento de De Lucas, o una jugada entre Peña y Bruno, no fueron suficiente. Pero eso ahora ya da igual. La suerte y la fortuna apareció ayer cuando la fe comenzaba a flaquear. Redimió a Aquino, que mucho tiene que hacer para superar el mal momento, e insufló al Real Murcia una bocanada de aire que tiene más de esperanza en el futuro que de confianza en el presente.

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